La búsqueda de la personalidad
Todos tenemos una imagen de nosotros mismos en la que casi siempre salimos muy favorecidos; pero, ¿tal como nos vemos nosotros es como nos ven los otros? ¿Somos cómo nos pensamos que somos o cómo dicen los otros que somos?
Para los amigos, ¿soy un buen amigo? Para el profesor, ¿soy un buen alumno, aunque suspenda dos? Para mis padres, ¿soy un buen hijo, aunque me castiguen alguna vez sin la play station? Y pata mi entrenador, ¿no debo de ser muy buen jugador si frecuentemente me quedo en el banquillo? En el fondo, ¿cómo soy? ¿Cómo insinúan ellos o cómo pienso ser yo?
Para los amigos, ¿soy un buen amigo? Para el profesor, ¿soy un buen alumno, aunque suspenda dos? Para mis padres, ¿soy un buen hijo, aunque me castiguen alguna vez sin la play station? Y pata mi entrenador, ¿no debo de ser muy buen jugador si frecuentemente me quedo en el banquillo? En el fondo, ¿cómo soy? ¿Cómo insinúan ellos o cómo pienso ser yo?
Nos medimos según lo que dicen los otros. Ciertamente, lo que los otros afirman de nosotros nos sirve para medirnos y crear nuestra propia imagen. Pero también hay una medida personal y también hay modelos a los que tendemos a acercarnos: el modelo del buen amigo, el del buen estudiante, el del buen hijo, el del buen jugador.
a. Hazlo tú: Niveles de autocononocimiento
b. Hazlo tú: Personalidad, temperamento y carácter
c. Hazlo tú: Emotividad, actividad y secundariedad
d. Hazlo tú: Ocho tipos de caracteres
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