"Hallamos el nicho en el exterior del muro perimetral sur del templo. El sarcófago antropomorfo estaba comido por las termitas. Apenas se conservaban los pies y la cara. Dentro, sin embargo, encontramos un cartonaje muy frágil pero que mantiene una decoración muy colorida. Es una auténtica preciosidad", relata a EL MUNDO Seco, que codirige desde 2008 la tarea titánica de recuperar el templo funerario del apodado "Napoleón de Egipto", el faraón más grande de todos los tiempos.
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