En la era de las redes sociales, lo que busca todo el mundo es que sus fotografías compartidas con el resto de usuarios sean perfectas. Corrección del color, la luz, diversos efectos y filtros... Todo dirigido a conseguir el ideal de belleza que predomina en la sociedad.
Chessie King, una joven que cuenta con 219.000 seguidores en Instagram, ha utilizado esta red social para demostrar que la mayoría de las fotografías que se publican no representan la realidad y, sobre todo, para denunciar el uso excesivo que se hace de las aplicaciones de retoque fotográfico. La técnica de Chessie ha sido juntar una sucesión de fotos del mismo instante y comparar la que finalmente se ha subido a Instagram (manipulada) con la original.
La 'instagramer' acompaña cada montaje fotográfico con un extenso texto en el que lanza mensajes de aceptación, con los que intenta convencer a sus seguidores de que muchas de las imágenes que aparecen en las redes sociales no son totalmente reales.
En esta publicación, de junio de este año, muestra cómo con una simple manipulación de la imagen, una figura puede convertirse en otra totalmente distinta. A simple vista, no se aprecia demasiado la diferencia entre ambas fotos, pero se puede observar que la segunda (titulada como "falsa") está retocada: piernas más delgadas, trasero más tonificado, pechos más grandes y abdomen más plano. Así lo reconoce en el texto, en el que además dice que cada cual tiene un cuerpo diferente y añade: "Una cosa importante para mí es que cuando la gente me vea, lo haga exactamente como me ve aquí" (refiriéndose a la imagen titulada como "real").
