Gráfico diagnostico preimplantacional.
Por primera vez en España un equipo de médicos de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid) consigue el nacimiento de un varón libre de un trastorno hereditario, denominado inmunodeficiencia combinada severa, conocido como 'síndrome del niño burbuja'. Ha sido gracias a la selección genética preimplantacional, técnica que analiza los genes del embrión y determina la presencia o no de alguna anomalía hereditaria.
Un reto conseguido y que, si no fuera por el recién nacido, los padres "aún casi ni se lo creen. Ya pensaban que no iban a tener más hijos y menos un varón". Gracias a la selección genética embrionaria, el pequeño ha nacido sin tener que sufrir esta enfermedad rara ('síndrome del niño burbuja') que padece uno de cada 100.000 niños, que origina una grave afectación del sistema inmune y que puede acabar con la muerte de los niños antes de los dos años de vida. La causa principal de estas muertes son, fundamentalmente, infecciones que no suelen responder a tratamientos farmacológicos, como neumonía, meningitis, infecciones de la piel, de hígado... El único tratamiento posible, a día de hoy, una vez nacido el niño, es el trasplante de médula ósea de otro individuo compatible.
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Por primera vez en España un equipo de médicos de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid) consigue el nacimiento de un varón libre de un trastorno hereditario, denominado inmunodeficiencia combinada severa, conocido como 'síndrome del niño burbuja'. Ha sido gracias a la selección genética preimplantacional, técnica que analiza los genes del embrión y determina la presencia o no de alguna anomalía hereditaria.
Un reto conseguido y que, si no fuera por el recién nacido, los padres "aún casi ni se lo creen. Ya pensaban que no iban a tener más hijos y menos un varón". Gracias a la selección genética embrionaria, el pequeño ha nacido sin tener que sufrir esta enfermedad rara ('síndrome del niño burbuja') que padece uno de cada 100.000 niños, que origina una grave afectación del sistema inmune y que puede acabar con la muerte de los niños antes de los dos años de vida. La causa principal de estas muertes son, fundamentalmente, infecciones que no suelen responder a tratamientos farmacológicos, como neumonía, meningitis, infecciones de la piel, de hígado... El único tratamiento posible, a día de hoy, una vez nacido el niño, es el trasplante de médula ósea de otro individuo compatible.
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