La vida de Ibar cambió por completo a finales de junio de 1994, cuando la policía entró en un domicilio de la localidad de Mirarmar, en el Estado de Florida, y halló los cuerpos sin vida del propietario de la casa, Casimir Sucharski, dueño de un local nocturno, y dos de sus bailarinas, Sharon Anderson y Marie Rodgers. La posterior investigación culminó en la acusación formulada en agosto de 1994 contra Seth Peñalver y Pablo Ibar. Ambos fueron condenados a muerte, pero han corrido una suerte dispar.
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