El acoso escolar sigue estando muy presente en las aulas a pesar del rechazo generalizado. Una de las principales dificultades para acabar con el bulling es el silencio que lo envuelve. La víctima no cuenta nada ni siquiera en su casa y los que le rodean miran hacia otro lado.
A los doce años es cuando más acoso se produce. Una edad critica, en el umbral de la adolescencia y en muchos casos coincide con el cambio de centro escolar, pasan al instituto donde se convierten en los más pequeños. La víctima además del bulling puede estar sufriendo ciberacoso. Su angustia no termina al llegar a casa sino que se prolonga durante las veinticuatro horas del día.
No al cambio de colegio
El acoso se suele prolongar durante años. Lo habitual es que la víctima no le cuente su calvario a nadie. Pero en algunos casos los padres se terminan dando cuenta y ante la pasividad de los responsables del centro optan por cambiar a su hijo de centro creyendo que es lo mejor. Sin embargo es lo último que recomiendan los sicólogos, para ellos si alguien tiene que abandonar el colegio es el acosador.
Deja huellas
El acoso deja secuelas. Carlos, uno de los protagonistas de nuestro programa, tiene veinticuatro años y aún está en tratamiento por la fobia social que le dejo el bulling. Durante mucho tiempo ha sentido miedo de relacionarse con otra gente porque temía ser rechazado. Una de las mejores terapias ha sido su implicación en la Asociación No al Acoso.
A Carla, otra de las protagonistas, le vino muy bien volcar toda sus vivencias en el proyecto de trabajo de fin de Bachillerato por el que la facultad de sicología de la universidad de Girona le dio un premio. Ahora ayuda desde su propia web a los que están en la misma situación que estuvo ella.
Donde acudir
El acoso es un auténtico infierno para la víctima y también para las familias. Hay veces que no tienen más remedio que acudir a organizaciones en busca de ayuda porque en el colegio no les hacen caso. "Protégeles" es una de ellas.Reciben denuncias de bulling a diario. Ellos prestan atención sicológica y a veces jurídica.
En algunos centros están funcionando programas preventivos. El TEI es uno de ellos. El impulsor es el sicólogo Andrés González Bellido. Se le ocurrió después de tener un caso en su consulta y comprobar que, además de la víctima, el colegio también tenía mucho que perder porque los padres ante todo buscan que la escuela sea un lugar seguro para sus hijos.
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