3 dic 2013

¿qué fue de la niña de slumdod millonaire?¿?¿? La Alfombra roja.


Dos niños vuelan una cometa entre montañas de basura. Sobre la imagen, una voz infantil cuenta, atropelladamente, que en el slum de Garib Nagar, en Bombay, es imposible repartir chocolate. La cría que habla se llama Rubina Ali y en 2008 se hizo famosa al obtener un papel en Slumdog Millionaire y al acudir, después, a la ceremonia de los Oscar para recoger las 8 estatuillas que ganó la película. Al acabar la gala, y corriendo peor suerte que el protagonista del filme de Danny Boyle, Rubina regresó al slum. Dos años después, en otoño de 2010, los españoles Manuel Fernández Iosu López se adentraron en Garib Nagar para buscarla. El resultado es La alfombra roja, un corto documental que gana premios allí donde va y que ha sido preseleccionado en la presente edición de los Goya.




Yo vivía un poco obsesionado con el mundo Bollywood y me interesaba mucho conocer cómo eran las escuelas de niños actores allí –nos cuenta Manuel Fernández, realizador en el programa Cuarto Mileniosobre el origen de La alfombra roja–. Por aquel entonces, el codirector del corto, Josu López, era corresponsal en Nueva Delhi, así que se puso en contacto con escuelas de niños actores de Bollywood. Pero lo curioso es que no querían que entrásemos a grabar. Así que esa idea inicial, después de muchas conversaciones entre Iosu y yo, nos llevó a Slumdog Millionaire”. Los recuerdos difusos que conservaban sobre Rubina Ali –“nos acordábamos de que tras la gala de los Oscar había sido devuelta al slum y, que no sólo había sido olvidada allí sino que su padre había intentado venderla”– se fueron concretando a lo largo del proceso de documentación que precedió a la búsqueda de la niña. Finalmente, dieron con un libro francés sobre la vida de Rubina y la editorial les puso en contacto con uno de los traductores de la niña. Para entrevistarla tendrían que entrar en el slum de Garib Nagar.

“Entramos en el slum con bastante respeto. Lo primero que nos impactó fue el olor. Había montañas de basura, vías de tren rotas, ratas, un calor infernal. Y todo el mundo mirándonos. Muchos de ellos ni siquiera habían visto un occidental antes”. Armados con una Canon 5D y otra cámara para grabar audios de referencia, los directores de La alfombra roja dedicaron un primer día para localizar y los tres siguientes para rodar. Tanto el cuestionario que habían preparado para entrevistar a Rubina como las ideas preconcebidas de lo que sería el documental, se les revelaron inútiles cuando la niña apareció vestida con sus mejores ropas, hablándoles de las miserias del slum con una enorme sonrisa de princesa. “Cuando conocimos a Rubina y nos hizo de guía en el slum tuvimos claro que las imágenes hablaban por sí solas–sigue Manuel Fernández–. La niña nos contaba el horror de su vida cotidiana pero lo hacía sonriendo de par en par. Eso lo hace ella y hasta el niño de la casta más inferior que te puedas imaginar. Esa pobreza extrema impacta mucho más cuando quien te habla es un niño con esa alegría de vivir dentro de ese entorno infrahumano y miserable. Supimos que en el documental debíamos enseñar esos mundos contrapuestos: esa alegría espiritual y la miseria material”.
Salpicada de planos de transición que resumen la vida en el slum –niños cosiendo a máquina, niños matando el calor en un pozo de agua sucia, niños sin pantalones, niños entre ratas…– la narración que Rubina hace de su vida feliz resulta escalofriante. “Ella enarbola la dramática situación de la infancia en India –reflexiona Manuel Fernández–. India es un caos social que funciona dentro de ese caos. Pero el tema de la infancia es especialmente duro. Rubina es la historia anecdótica pero es una historia más dentro de los 160 millones de personas que viven en slums dentro de India”. 
Una más entre tantas historias, la de Rubina es el cuento de hadas de una niña que pisó en menos de 48 horas montañas de basura y las alfombras rojas de Hollywood. Una niña que sueña con volver a hacer cine cuando acabe los estudios –Danny Boyle creó para ella una cuenta bancaria de la que sólo podrá retirar el dinero cuando termine de estudiar–. "Pero la realidad es que los cuentos de hadas no existen, y menos en un slum, y Slumdog Millionaire fue sólo eso, una película”, reflexiona Manuel Fernández sobre la dureza de la vida en Garib Nagar. Mientras tanto, Rubina Ali mantiene la sonrisa. Y al fondo, entre montañas de basura, vuelan las cometas.

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