14 sept 2019

Revelan el secreto detrás de la increíble conservación de los Rollos del Mar Muerto

En 1947 unos pastores beduinos recorrían desesperados las dunas junto al Mar Muerto. Uno de ellos encontró una cueva con unas cavidades donde se escondían frascos que atesoraban cerca de 900 pergaminos escritos en hebreo. Se trataba del legado de la antigua secta de los esenios, quienes enterraron sus escritos sagrados antes de que los romanos arrasaran su pueblo, hace 2.000 años. Así es como se encontraban los Rollos del Mar Muerto, que sobrevivieron a siglos de enterramiento. Ahora, un estudio realizado por investigadores del Instituto de tecnología de Masssachusetts (MIT) junto con otros colaboradores desvela una tecnología antigua única de fabricación de pergaminos, que responde a la pregunta de por qué aquellos escritos han sobrevivido hasta nuestros días.


La investigación se centró en uno de los rollos en concreto: el conocido como Pergamino del Templo. Se trata de uno de los más grandes (de más de 7,5 metros de largo), si bien es el mejor conservado, a pesar de que su material es el más delgado de todos (una décima de milímetro). También tiene la superficie de escritura más clara y blanca de todos los pergaminos, a pesar de que todos estaban repartidos en once cuevas, a menudo enterradas bajo un par de metros de escombros guano (heces de murciélago) para que pasaran desapercibidos por los saqueadores.

Evaporitas

Sus condiciones únicas llamaron la atención del profesor de ingeniería civil y ambiental del MIT, Admir Masic. Él, junto con Roman Schuetz, del Instituto de Ciencias Weizmann de Israel y el estudiante de posgrado del MIT Janille Maragh han publicado los resultados de su investigación en «Science Advances». Descubrieron que el pergamino se procesó de una manera inusual, usando una mezcla de sales que se encuentran en las evaporitas, el material que quedó de la evaporación de las salmueras, pero que era diferente de la composición típica encontrada en otros pergaminos. Y, además, no provenía de las sales del Mar Muerto.
«Tuvimos el privilegio de estudiar fragmentos del museo israelí en Jerusalén llamado Santuario del Libro que fue construido específicamente para albergar los Rollos del Mar Muerto», explica Masic. En concreto, se estudió un trozo de 2,5 centímetros de ancho utilizando una variedad de herramientas especializadas desarrolladas por investigadores para mapear, en alta resolución, la composición química detallada de objetos relativamente grandes bajo un microscopio, pero sin ser una práctica invasiva.

Pieles de animales, azufre, sodio y calcio

El pergamino está hecho de pieles de animales a las que se les ha eliminado todo el pelo y los residuos grasos sumergiéndolos en una solución de cal (que no se había visto hasta la Edad Media) o mediante tratamientos enzimáticos y de otro tipo (que sí se daba en la antigüedad), raspándolos y luego estirándolos bien en un marco. Cuando se seca, a veces la superficie se prepara aún más frotando con sales, como aparentemente fue el caso con el rollo de templo. Además, los análisis revelaron que contenía azufre, sodio y calcio en diferentes proporciones esparcidas por la superficie del pergamino.
El equipo aún no ha podido evaluar de dónde proviene la combinación inusual de sales en la superficie del Pergamino del Templo, pero los investigadores tienen claro que este recubrimiento, mezclado con estas sales, ayudó a darle su superficie blanca inusualmente brillante y quizás contribuyó a su estado de conservación. Y la composición elemental del revestimiento no coincide con la del agua del Mar Muerto, por lo que debe haber sido de un depósito de evaporita encontrado en otro lugar, aunque los investigadores no han podido determinar la zona aún.
La composición única de esa capa superficial demuestra que el proceso de producción de ese pergamino fue significativamente diferente del de los otros rollos, afirma Masic. Comprender los detalles de esta tecnología antigua podría ayudar a proporcionar información sobre la cultura y la sociedad de ese tiempo y lugar, que desempeñó un papel central en la historia del judaísmo y el cristianismo. Además, una comprensión de la producción de pergaminos y su química también podría ayudar a identificar falsificaciones de escritos supuestamente antiguos.
Según Ira Rabin, de la Universidad de Hamburgo (Alemania) y coautor del artículo: «Este estudio tiene implicaciones de gran alcance más allá de los Rollos del Mar Muerto. Por ejemplo, muestra que en los albores de la fabricación de pergaminos en el Medio Oriente, se utilizaron técnicas que contrastan con la técnica única utilizada en la Edad Media. El estudio también muestra cómo identificar los tratamientos iniciales, proporcionando así a los historiadores y conservadores un nuevo conjunto de herramientas analíticas para la clasificación de los Rollos del Mar Muerto y otros pergaminos antiguos».

Necesidad de preservación

Con todas estas preguntas en el aire, los investigadores piden que se refuerce la conservación de los rollos, cuyo mayor daño no proviene de su estancia durante más de 2.000 años en las cuevas del Mar Muerto, sino de los intentos posteriores de desenrollarlos y leerlos después de haber sido descubiertos. Además, los nuevos datos implican que estos recubrimientos minerales únicos también son altamente higroscópicos: absorben fácilmente cualquier humedad en el aire para después comenzarse a degradar rápidamente.
Estos nuevos resultados enfatizan aún más la necesidad de almacenar los pergaminos en un ambiente de humedad controlada en todo momento. Podría haber una sensibilidad imprevista incluso a cambios de humedad a pequeña escala. El punto es que ahora tenemos evidencia de la presencia de sales que podrían acelerar su degradación... Y estos son aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de su conservación», afirma Masic.

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