1. Recuerdo. Recordar para aprender. Recordar para emocionar. A lo largo del curso aprovecha algunos momentos de una sesión lectiva para recordar, para rememorar algunos episodios que tanto para el grupo como para ti hayan sido importantes, hayan tenido un valor emocional. Como docente, te empeñas en que tus alumnos no olviden tus contenidos. Haz lo mismo con vuestros recuerdos. Son una excelente herramienta para la cohesión de grupo, para arrancar una sonrisa, para ganar en complicidad. Aquí van algunos ejemplos:
- El primer día de clase.
- La primera salida de curso.
- Un aniversario
- Algún conflicto resuelto satisfactoriamente.
2. Anécdota. A diferencia del recuerdo, la anécdota tiene una carga menos emocional, pero es tremendamente útil para congeniar con tus alumnos. Sírvete de una anécdota que esté asociada a un momento mágico, que esté asociada al humor, a la risa, a la carcajada. Son momentos muy efectivos desde el punto de vista emocional porque puedes acudir de forma recurrente a ellos en distintos momentos en los que el grupo no responde de la manera que te gustaría. Con la anécdota te reirás con ellos, no de ellos. Aquí van algunos ejemplos:
- Una respuesta graciosa de un alumno.
- Un lapsus linguae.
- Un tropezón.
- Un regalo sorpresa.
3. Imagen. Sírvete de imágenes para emocionar. Para ello lo mejor es asociar una imagen a una frase o lema. Puedes usar la pizarra digital para proyectarla. En este caso te recomiendo que intentes crear expectativas, es decir, puedes decir el día anterior que mañana les tienes preparado algo muy especial, algo que les va a encantar. Para emocionar hay momentos en los que previamente hay que crear expectativas. De esta forma la predisposición para que el mensaje llegue a tus alumnos es mucho más efectiva.
4. Confesión. Siempre he defendido la teatralización como la forma más efectiva y directa de llegar al corazón de tus alumnos. La teatralización, la dramatización tiene una gran efectividad porque transforma una clase aparentemente aburrida en un auténtico espectáculo. El truco de la confesión consiste en ponerte delante de tus alumnos con un papel en la mano. Incluso puedes aprovechar y subirte a una silla. Esta actuación es para dar a conocer a tus alumnos que lo que va a pasar está fuera de toda rutina. Con el papel en la mano y encima de la silla, conseguirás captar por completo la atención de tus alumnos. Ahora empieza el espectáculo. Ahora ya estás en plena predisposición para emocionarles. ¿Cómo? Pues de la forma más fácil que conozco. Confesándoles lo mucho que te importan, lo bien que te sientes con ellos, lo mucho que has aprendido a su lado. Sé breve, directo, conciso, usa un lenguaje muy cercano a ellos e intenta que no supere los dos minutos. Cuando hayas acabado, pliega el papel, guárdalo en un bolsillo, levanta la cabeza y mantente en silencio esperando la reacción de tus alumnos. En ese momento habrás creado magia, emoción. Habrás conseguido ganarte a tus alumnos y tu actuación será lo que recordarán de ti para siempre. ¿Miedo al ridículo? No hay ridículo cuando lo que transmites es verdadero y sentido.
5. Dinámica. Soy un enamorado de las dinámicas de grupo. Aquí te propongo una muy sencilla. Coloca a tus alumnos formando un círculo con las mesas. Deben colocarse de forma aleatoria. A continuación, dales un papel. En ese papel deben escribir una cualidad positiva o una declaración de amistad del compañero que tienen a su izquierda. Empiezas tú leyéndola. Para ello te pondrás de pie y la leerás en voz alta y mirando al alumno. Cuando la hayas leído, le abrazarás o le chocarás la mano. Se seguirá el mismo procedimiento con el resto de alumnos. Al finalizar la rueda, todos debéis entrar dentro del círculo de mesas y os abrazaréis todos entre todos u os chocaréis las manos. He realizado esta práctica varias veces y en todas se ha producido un momento realmente emocionante, mágico. Os aseguro que algunos alumnos acabarán llorando. Cuidado con las emociones. Para muchos de tus alumnos se convertirá en un momento inolvidable.
6. Regalo. Regalar para agradecer. Regalar para recordar. Regalar para enamorar. Regalar para emocionar. Regala algo a tus alumnos e intenta que sea lo más personalizado posible y hecho por ti mismo. El regalo tiene un altísimo valor para un alumno y una fuerte carga emocional. Sírvete de este truco para crear momentos especiales, para que tu paso por aquel grupo tenga una materialización para tus alumnos. Yo lo llamo emociones materiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario