George Junios Stinney escribió en 1944 una de las páginas negras de la hitoria de EE.UU. Lo hizo al convertirse en la persona más joven en ser ejecutada: tenía 14 años y murió en la silla eléctrica.
Este niño, un afroamericano de Carolina del Sur, recibió tan dura condena tras, supuestamente, haber asesinado a dos niñas, Betty June Binnicker, de 11 años, y Mary Emma Thames, de 8, en el Condado de Clarendon. Stinney fue, según las autoridades, la última persona que vio con vida a las menores y fue por ello arrestado y juzgado en un proceso increiblemente rápido: un juicio de dos horas y una deliberación de diez minutos fue el único tiempo necesario para considerar que George debía ser condenado a muerte.
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